Columna demeuna.com: Batalla en las cuevas de Revenant
La Batalla en las cuevas de Revenant
Por Alejandro Samper Arango - 3 de agosto de 2024
Venezuela vive momentos de tensión. Muchos temen una revuelta civil tras las recientes elecciones presidenciales y la imposibilidad del presidente-dictador Nicolás Maduro en reconocer su derrota. Pero en medio de la cantidad de información y análisis que de ese país está saliendo por estos días, pesqué una historia desconocida para mí y que, tras leer y estudiar, me pareció sorprendente y es la Batalla en las cuevas de Revenant.
Para entender la historia hay que remontarse al 4 de enero de2001, fecha en que la empresa británica Jagex saca al mercado RuneScape, un videojuego de rol multijugador masivo en línea - MMORPG donde las personas crean un avatar y viven e interactúan con otros jugadores en el mundo fantástico de Gielinor. Allí, a medida que se cumplen una serie de tareas, se ganan monedas de oro con lasque se pueden comprar accesorios, armas, mejorar habilidades, etc. Cuanto más oro se tenga más cosas se pueden tener, por lo que el personaje será mucho mejor.
El juego contó con mucha popularidad llegando a tener hasta300 millones de usuarios inscritos en todo el mundo.
En su punto más intenso, la batalla tuvo a cerca de un millar de jugadores luchando por tres horas.
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Ahora vamos al 2008 y un Hugo Chávez al tope de la ola bolivariana. El entonces presidente de Venezuela inició el Proyecto Canaima Educativo, con el que pretendía llevar tecnología a todas las escuelas de Venezuela. Su objetivo: entregar al menos 50 mil computadoras portátiles (conocidas como “canaimas”) cada año. Primero los trajeron de China, para el 2011 ya los ensamblaban en ese país y para el 2013 ya habían distribuido 2.8 millones de canaimas a estudiantes de educación básica, media e, incluso, universitaria.
Chávez fallece en 2013, Nicolás Maduro asume el poder en Venezuela y las cosas se ponen cuesta arriba para los venezolanos. En 2014 cae el precio del petróleo, hay una hiperinflación, comienzan a escasear los productos de la canasta básica, se dispara la violencia y comienza una crisis social que se mantiene hasta hoy. Había que rebuscarse dinero como fuera y aquí entran RuneScape y las canaimas regadas por toda esa nación.
Si bien estas computadoras no eran avanzadas en tecnología, su plataforma sí permitía conectarse y jugar RuneScape. Al comienzo para matar el tiempo, pero luego los jugadores venezolanos se dieron cuenta de que podían vender el oro que conseguían en Gielinor a otros jugadores de otras latitudes a cambio de dólares que les consignaban en alguna cuenta. En momentos en los que el salario mínimo en Venezuela era de menos de 5 dólares al mes, una familia que dedicara algunas horas al día a este videojuego, podía hacerse hasta 20 dólares semanales, como lo cuenta Radio Ambulante en su historia Un millón de monedas.
Lo más preocupante fue que esa violencia virtual se trasladó a la realidad y hubo casos de ataques físicos entre jugadores.
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Muchas familias salieron adelante gracias a RuneScape. En las redes sociales hay historias de gente que afirma que alimentó a su familia o pagó sus estudios gracias a este peculiar modelo de oferta y demanda. Sin embargo, para el 2019 ya eran tantos los venezolanos usando sus canaimas para buscar oro en Gielinor y sus territorios que hubo una hiperinflación en ese mundo de fantasía. Jugadores de otras nacionalidades no podían comprar cosas porque eran muy costosas y empezaron a notar que eran los venezolanos quienes tenían las monedas y, de cierta manera, manejaban el mercado.
Esto se hizo más notorio cuando, en 2019, Venezuela sufrió una crisis energética y el país se vio obligado a hacer un apagón que se extendió hasta por siete días seguidos. De inmediato cayeron tanto el comercio en RuneScape como el número de personas que se conectaban para jugar. La urgencia de oro llevó a algunos jugadores a convertirse en Player Killers – PK, pues en este videojuego, al matar a un personaje, le quitas todas sus posesiones.
A través de las redes sociales se compartió información sobre cómo identificar a un venezolano en RuneScape para matarlo y quitarle el oro. Se armaron clanes exterminadores y también aparecieron grupos que, a cambio de un tributo, protegían a los venezolanos. O sea, extorsión. Lo más preocupante fue que esa violencia virtual se trasladó a la realidad y hubo casos en Venezuela de ataques físicos entre jugadores.
Para el segundo semestre del 2020, el movimiento antivenezolano en RuneScape era alto y el clan Reign of Terror – RoT fue el principal PK. La situación escaló al punto en que usuarios como ArepaMaster69 y Simón Bolívar convocaron a sus compatriotas para luchar contra estos opresores. Se prepararon, armaron una estrategia, consiguieron aliados de otros países y en septiembre se enfrentaron a RoT en las cuevas de Revenant. Una batalla que, en su punto más intenso, tuvo a cerca de un millar de jugadores luchando por tres horas.
Para el 2019 ya eran tantos los venezolanos jugando RuneScape que hubo una hiperinflación en ese mundo de fantasía.
Ese día los venezolanos se liberaron de la tiranía de RoT, pero la guerra la perderían unas semanas después de la Batalla de las cuevas de Revenant. La gente de Jagex, que por meses hizo caso omiso a la xenofobia y discriminación que se manifestaba en su juego, limitó la búsqueda de oro en su plataforma. Luego, cerraron cuentas de jugadores venezolanos y, finalmente, prohibieron el acceso a su juego a toda Venezuela.
Un bloqueo que impactó a los ciudadanos de la misma manera que lo hicieron las sanciones internacionales de Europa, EE.UU. y Latinoamérica a Venezuela. Afectó a la sociedad civil mientras el gobierno de Maduro seguía en su corrupción y desidia. Hoy, algunos venezolanos siguen buscando oro en RuneScape gracias a redes privadas virtuales – VPN y piratería, pero no es lo mismo.
En estos momentos en los que Venezuela está sometida a las arbitrariedades de un gobierno dictatorial, vale la pena recordar esa Batalla en las cuevas de Revenant. Un triunfo que retumbó entre los aficionados a estos MMORPG. Una historia surrealista de un fenómeno del que poco a nada se dijo a pesar de que parte de la economía de ese país se sostuvo gracias a un videojuego.
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