Columna demeuna.com: Curso de ascensorista

Curso de ascensorista
Por Alejandro Samper Arango - 1 de junio de 2024
En la historia reciente de la civilización occidental hay un grupo del que poco se habla: la Generación misionero. Bautizada así por los autores Strauss – Howe y que hace referencia a las personas nacidas entre 1860 y 1882. Estos están en medio de la Generación del progreso (nacidos entre 1843 y 1859), de donde surgieron quienes desarrollaron la bombilla eléctrica, el teléfono, la máquina de escribir y el motor de combustión interna; y la Generación perdida (nacidos entre 1883 y 1900), que luchó en la Gran Guerra y creció con los inventos anteriormente mencionados.
A los “misioneros” no solo les tocó el cambio de siglo en la adultez sino una revolución tecnológica comparable con la actual. Nacieron en un mundo donde aprendieron oficios que, al cabo de un tiempo, serían irrelevantes. ¿Para qué ser hielero si ya había refrigeradores? En las escuelas - con mapas identificando los imperios austrohúngaro y otomano, y un continente africano colonial - les hablaban de que la energía eléctrica llegaría a los hogares y los iluminaría gracias a una bombilla incandescente igual de potente a 15 o más velas. Aun así, muchos de esa generación se formaron como balleneros para buscar el cebo para las velas y el aceite que se usaba para esas lámparas que dejaron de ser útiles para finales del siglo XIX, cuando las redes eléctricas se masificaron por el planeta.
Por absurdo que pueda parecer hoy, muchos “misioneros” pagaron e hicieron cursos para ser ascensoristas, un invento revolucionario para 1880. Ni hablar del susto que les dio La llegada de un tren a la estación, ese corto de 40 segundos de duración con el que los hermanos Lumiere inventaron el cine en 1896. Pocos se acuerdan de la Generación misionero porque se los tragó la tecnología y la industria de ese entonces. Quedaron obsoletos antes de los 40 años.
Algo que compartimos las generaciones del misionero y la X es la música que vino de nuestros tiempos y refleja nuestra angustia.
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Ahora un salto en el tiempo… a un siglo después. A quienes nacimos entre 1965 y 1980 nos llamaron Generación X y nos calificaron de “holgazanes, cínicos y desafectuados” porque, según el historiador Paul Fussell, no nos interesa ser parte del sistema que busca estatus, dinero y ascenso social.
Somos hijos y nietos de la posguerra, de los Baby Boomers (nacidos entre 1946 y 1964) que reconstruyeron el mundo, que lucharon por formar mercados económicos globales, que llevaron el hombre a la Luna y crecieron con la amenaza nuclear. Mientras tanto, a nosotros nos enseñaban mecanografía en el colegio, a manejar una regla de cálculo, a redactar un telegrama para enviar por Telecom y a usar el Sistema de Clasificación Decimal Dewey. Aprendimos geolocalización usando paralelos y meridianos sobre mapas donde todavía estaban la Unión Soviética, Checoslovaquia, Zaire y Yugoslavia. Lo más avanzado fue aprender Logo, un lenguaje de programación que nos permitía dibujar cuadrados sobre una pantalla verde, gracias a una serie de comandos que digitábamos sobre un teclado robusto.
Fueron horas dedicadas a estas tareas, hoy tan inútiles como ser hielero o ballenero. Todavía recuerdo al profesor Adalberto Loaiza contándonos, en 1993, sobre la internet; sobre esa mega red que nos conectaría a todos y con la que podríamos intercambiar información. También del concepto de “aldea global”. Y todo parecía tan distante e increíble.
Pocos se acuerdan de la Generación misionero porque se los tragó la tecnología y la industria de ese entonces.
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Los Generación X quedamos ensanduchados entre Bill Gates (un boomer) y la de Mark Zuckerberg (un millenial). Cuando apenas dominábamos Logo, apareció Windows; después el Mac, el iPhone y un universo de aplicaciones que se expande gracias a la realidad aumentada y las inteligencias artificiales - IA. Antes me tomaba una clase de 45 minutos dibujar el arquetipo de una casa (ya saben: cuadrado, triángulo encima como techo y otros cuadrados más pequeños como ventanas y puerta). Hoy basta pedirle a una IA gratuita una casa y en cuestión de segundos no solo nos renderiza seis modelos de viviendas sino que nos hace una cotización y nos contacta con una inmobiliaria que puede tener lo que estamos buscando.
Sin embargo, algo que compartimos las generaciones del misionero y la X es la música que vino de nuestros tiempos y refleja nuestra angustia. De la generación “misionera” son Stravinski, Rajmáninov, Mahler, Debussy, Manuel de Falla, Albéniz y Ravel. De los X están Nirvana, Alice in Chains, Pearl Jam, Soundgarden y la ola grunge; Jane’s Addiction, Depeche Mode, Aterciopelados, La Derecha y todo lo alternativo.
Ellos sacan la cara por esas generaciones. El resto como que nos quedamos con el curso de ascensorista.
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